TurÍsmo gastronómico, Restaurante, platos tipicos

Que preparar a una visita sorpresa

Hace unos días, y sin haber quedado previamente recibí una visita inesperada en mi casa. No es que me desagrade ni mucho menos que vengan a vernos por sorpresa, pero siempre prefiero que sea planeado antes, más que anda para atender adecuadamente a mis invitados.

El caso es que tras haber tomado unas cervezas salió el tema de comer juntos, evidentemente la primera frase fue «podemos salir a comer por ahí….» Sinceramente, no me apetecía lo más mínimo el hecho de salir, pensar donde ir, coger el coche, etc.. Planteé entonces hacer alguna cosita rápida para comer y poder estar a gusto en casa haciendo una buena sobremesa. En este tipo de situaciones me suelo desenvolver bastante bien, ya que por lo general soy precavido suelo tener siempre ingredientes para hacer varias cosas. No era el caso en esos días, no habíamos ido al mercado y el frigorífico estaba como para poder guardar zapatos. Unas cervezas, leche, huevos, un par de manzanas, un blíster de gulas, una bolsa de rúcula y salsas varias… ¡¡Horror pensé!! tengo que idear algo cuanto antes.

Por suerte siempre suelo tener embutidos y quesos, por tanto sacaría unos entremeses variados para ir haciendo boca y abrir el apetito. Una fuente al centro con paleta ibérica, chorizo cular de Guijuelo y esa excelente caña de lomo de tartesos que nos regalaron en navidad. Siempre hay que ser generoso en la ración, puesto que una vez que empiezas parar es complicado.

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A la ración de embutidos le siguió una ensalada de rúcula y queso de cabra ceniza. Preparé una vinagreta que ya había hecho en otra ocasión y me resultó bastante interesante, además de sencilla y rápida. A un par de huevos cocidos les quitamos las yemas y las mezclamos con vinagre y una cucharadita de pimentón de la vera (las cantidades van al gusto). Hacemos una pasta con todo y vamos poco a poco añadiendo aceite de oliva virgen extra hasta que la pasta quede como una salsa suave, la cual tendremos que sazonar al gusto. Puse sobre una llana la rúcula, con el queso y la manzana cortado en dados pequeños por encima así como las claras de los huevos cocidos. Después repartí generosamente la vinagreta por toda la ración. Como tenía unas nueces pensé que le podría ir bien y decoré un poco el plato con ellas…. Solo puedo decir que la vinagreta de pimentón triunfó.

Yo que soy de «buen comer», evidentemente necesitaba algo mas… ¡¡que hago, no tengo plato fuerte!! y recurrí a la socorrida pasta. Tenía tallarines, pero ¿con qué los hago? y se encendió la lucecita… Tallarines al ajillo con gulas y salsa de soja, a ver que sale.

Cocí los tallarines mientras que en una sartén estaba preparando las gulas al ajillo. Se doran unos de dientes de ajo, yo utilicé un paquete de 500 grs de tallarines y dos paquetes de La Gula del Norte de 225 grs cada uno y cuatro dientes de ajo partidos a la mitad. Además una cayena para que tenga un punto picantito. Cuando los ajos cogieron color, puse al en el aceite la cayena entera para poder localizarla y retirarla y  las gulas. Cuando más o menos están listas, se añade la pasta en la misma sartén salteándola (cuidado que esté escurrida para que no salte el aceite) y se mezcla todo bien. A mí me gusta hacer este paso a fuego fuerte, que se escuche el chisporroteo del aceite… Al final cuando está todo bien mezclado y los tallarines tienen algo de color, se echa un chorro de salsa de soja, yo soy bastante cuidadoso de que no tenga mucho porque sabe demasiado. Se vuelve a mezclar con la finalidad que todo quede de un tono tostado uniforme… A emplatar.

Solo puedo decir que la comida fue agradable, rápida y fácil… y tuvimos una estupenda sobremesa con unas copas de pacharán La Navarra.

 

Un señor bocata

Hoy voy a hablaros de como hacer un buen bocata de chorizo, pero no el tipico bocadillo de chorizo revilla de patio de colegio.  Todos sabeis que un el éxito de un bocadillo depende en un 60% del pan, y en un 40% de lo que le pongas dentro.  Pues bien, este señor bocata lo hice con chapata hecha en casa como os comentaba el otro día en esta receta.  Estas son las fotos de los panes antes y despues de meterlos en el horno.

Para meter dentro del pan, elegí chorizo como os decía, pero no un chorizo cualquiera. En este caso son dos chorizos de casa, fritos, abiertos a la mitad. Estos chorizos los hacemos en casa desde hace muchas generaciones, con carnes seleccionadas del cerdo de casa. Son chorizos muy «carnudos» con casi nada de grasa, bastante picantes, y con un curado medio alto, tras un proceso de ahumado con ramallos de laurel.

En este caso, dejé reposar la chapata una hora tras sacarla del horno para que se asentara, la abrí a la mitad, y metí las cuatro mitades de chorizo dentro.  Me parece que sobran las palabras…

 

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Higos balsámicos.

En esta ocasión voy a explicar la manera de preparar una guarnición cuando menos diferente. Se trata de una reducción de higos secos y vinagre balsámico de Módena.

Los ingredientes son de lo más corriente y fáciles de conseguir. Necesitamos unos cuantos higos secos (de los que se comen en Navidad), vinagre de Módena, clavo y vainilla.

El proceso de preparación es rápido y sencillo. Ponemos los higos, enteros o en mitades, cubriendo el fondo de una sartén, y los cubrimos con el vinagre. Añadimos unos dientes de clavo y una ramita de canela, y ponemos todo a fuego lento.

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Cuando el vinagre comience a calentarse, irá soltando toda la acidez, por lo que recomiendo poner la campana extractora al máximo. Tras varios minutos en los que el vinagre está hirviendo y desprendiendo toda la acidez, comenzará a espesarse  y caramelizarse. Moveremos un poco los higos para     que se empapen bien dándole la vuelta si fuese necesario. El punto final de cocción se consigue cuando la el vinagre y los higos adquieren una textura similar a la de la miel.

Este acompañamiento es ideal para carnes asadas, especialmente de cerdo, e incluso piezas de caza o cortes de vacuno. Con foie seguro que también casa bien, y en general para acompañar todo aquello a lo que le queramos dar un toque agridulce especial.

Es posible que añadiendo ciruelas pasas u orejones, o incluso algún piñón, el resultado sea igual de bueno. O incluso probando a mezclar otros tipos de vinagres de calidad tipo el de Jerez. Todo será cuestión de probar e ir adaptando la receta a nuestro gusto

Postres típicos de Italia

Italia es un país con una gastronomía muy rica y variada, cuyas combinaciones de sabores son apreciadas en todo el mundo. No en vano es una de las cocinas más conocidas a nivel internacional. Vayas donde vayas, siempre encontrarás algún restaurante italiano en el que satisfacer tu curiosidad por sus platos con aroma a queso o albahaca, pero ningún lugar es mejor que la misma Italia…

Todo buen turista en Italia, además de comer en una trattoria y tomar alguna porción de pizza a taglio, debería también probar alguno de los postres típicos del país, que no son pocos.
El más popular de todos ellos, al menos fuera de sus fronteras, es el tiramisú. Existen numerosas recetas de este postre frío de origen moderno, pero normalmente siempre se elabora con bizcochos, huevos, queso fresco tipo Mascarpone, café y cacao. Algunos también le añaden licor.

La panna cotta, cuyo nombre significa en italiano “nata cocida” es otro postre italiano muy conocido. Es un dulce típico de la región del Piamonte que puede recordar al flan, pero su textura es en realidad más parecida a la de la gelatina y sabe mucho más a leche. Existen muchas variantes y a menudo se acompaña con mermelada de arándanos o frutos rojos.

El salame de cioccolato o salami de chocolate es otro postre muy popular en toda Italia, sobre todo entre los niños, que suelen tomarlo en la merienda o en la sobremesa de reuniones familiares. Aunque los mayores tampoco suelen despreciarlo…

Tampoco nos podemos olvidar de los helados. En Italia los helados artesanales son una especialidad y se consumen durante todo el año. Por eso en la mayoría de heladerías tienen una variedad increíble de sabores, con diferentes aromas y colores que tientan a cualquiera.

Por Navidad es muy típico el turrón, ligeramente diferente del que se elabora en España y el panettone o pan dulce. Originario de Milán, el panettone es un bollo tipo brioche con pasas y frutas confitadas que a día de hoy se consume a nivel internacional.

Son muchos más los postres típicos de Italia, pero estos son los más conocidos. ¿Cuál es vuestro favorito?

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Comida en la India… No he pasado mas hambre en mi vida.

Hoy no pretendo hablar de la grandeza de una gastronomía, ni de una receta espectacular o un descubrimiento culinario excepcional. Todo lo contrario, y que conste de antemano que lo que voy a reflejar es una opinión personal basada en mis gustos. Siempre me he tenido por ser una persona muy abierta a probar cosas nuevas, sobre todo no me considero ni exquisito ni sibarita, ni de gustos reducidos a ciertos tipos de alimentos o modo de prepararlos, hasta que viaje a la India.

Estuve dos semanas en una ciudad llamada Bangalore, en el estado de Karnataka al sur de La India por motivos laborales. Para mi era mi primer viaje largo, fuera de Europa quiero decir, y era una experiencia que preveía muy interesante, esperaba una cultura completamente diferente a lo que conocía hasta ese momento. Me atraía la lejanía, el exotismo y la rareza. Después de preparar el viaje, en ámbito laborar lo primero, empecé a documentarme de todo aquello que podría hacer allí al salir de la oficina, que ver, que comprar, que visitar, que evitar, pero sobre todo… Que comer!!

Conocía todos los clichés de su gastronomía, el picante, mayoría de platos vegetarianos, cocina sumamente especiada, etc… Una de las primeras directrices que me dieron fue que no se me ocurriera comer nada de puestos callejeros, ni fruta, ni platos cocinados… y que razón, sólo con ver estos puestos se te quita el hambre y solo piensas en las secuelas físicas que te pueden quedar. Higiene que brilla por su ausencia, presentación de guisos basados en arroz con tropezones informes de otros ingredientes, envolviendo todo olores raramente reconocibles por nosotros los españoles de a pie, sabores picantes basados en pimienta en prácticamente todo lo que puedas ingerir….

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En el hotel que me alojé (un gran lujo en el centro de la ciudad) la comida que se ofrecía era mediterránea, al menos eso rezaba en la entrada del comedor. Solo puedo decir que hasta el pan era picante…

En la zona de karnataka, la gastronomía tradicional se denomina Udupi, se basa sobre todo en vegetales, frutas y cereales. La base de su dieta es el arroz, el cual si encontrabas un lugar en el que el exceso de especia te permitía degustarlo agusto podías tener un momento de disfrute. No quiero dejar de mencionar el único día que pude disfrutar de una cena que me resultó deliciosa, el lugar fue el restaurante Ebony, un local muy acogedor situado en la planta 13 del BartonSquare, en pleno corazón de Bangalore, en plena MG road. El local, decorado muy al gusto indio tiene una magnífica terraza abierta desde la que se ve toda la ciudad, muy recomendable para almuerzos y para cenas, ya que se puede disfrutar de un atardecer espectacular. El plato principal era un arroz con cordero, especiado pero no picante, encargado a propósito por nuestro  anfitrión conocedor de nuestro hastío de picante. Según nos comentó tardaba unas cinco horas en hacerse ya que el cordero apenas se veía, se cocían todos los ingredientes juntos a fuego muy lento excepto el arroz, que se incorporaba al final… poco mas pueddo decir del guiso, ni nombre si quiera porque resultaba impronunciable. Venía acompañado por varias salsas, evidentemente me limité a probar la única “no spicy”, que era una crema tipo yogur.

Cuando algún conocido o amigo me dice que va a viajar a La India, le hago siempre la misma recomendación, “lleva Almax, Relec para los mosquitos y barritas energéticas”

Para bares, Bouzas

Bouzas en mi opinión es una de las mejores zonas de Vigo para vivir: buen ambiente, tienes de todo, la playa a un paso, y sobre todo muchos bares. Cada vez hay más, y buscando un poco podemos encontrar desde lo mejor hasta lo peor. Hoy quiero recomendaros dos. El primero es un clásico, el Cholo. Es de los de toda la vida, a donde puedes ir a tomar una cerveza o un vino a media tarde o directamente a cenar. Las mesas y las sillas son de madera como las de antes. El calor lo pone una chimenea que está en el centro de la taberna. Aquí recomiendo el lacón con grelos, y el queso curado. También es destacable la tortilla, pero si te interesa, acuérdate de avisar antes de ir que la vas a pedir, si no te puedes quedar con las ganas. En días fríos como los de este invierno, es una buena opción para pasarte y tomar un vaso de vino y una taza de caldo. El caldo hace de tapa, lo pone la casa como acompañamiento, ¡mucho mejor que unos cacahuetes desde luego!

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En la zona vieja está la Bodega del Águila. Este es un buen lugar para tomar una cerveza o un vino de su bodega. Está en el bajo de una casa de piedra, e incluso conserva la chimenea en un rincón que encienden en invierno para crear ambiente. La atención es muy cuidada, y los precios muy razonables. Se puede tomar un Mauro o un Beronia prácticamente a precio de supermercado. Suelo ir a última hora de la tarde o al aperitivo, y pedirme un vino diferente de cada vez (suelen trabajan formato Magnum), y lo acompaño por su variedad de tapas. Por ejemplo, las tostas de todo tipo (recomiendo la de anchoas) y las tortillas recién hechas (la de bacalao es mi preferida) son una buena opción. También salen muy bien los chipirones, que prefiero al pulpo. Si vas con prisa, tómate una caña y verás que la tapa es generosa y casera.

Estos son solo dos de mis bares preferidos de Bouzas, en próximos artículos os cuento otras opciones más de trote, que hay unas cuantas.

Crucero gastronómico, una aventura a no faltar

La gastronomia es sin duda uno de los intereses turísticos que empujan a muchos a viajar. Siempre es una felicidad apreciar comidas muy ricos y probar nuevos sabores en un destino de viaje ya seamos amante del buen comer o iniciante a los que llamamos « viajes en rutas gastronómicas ».

Hace ya un período, el mundo del crucero ha eleborado por su parte el crucero gastronómico hacia varios destinos del mundo. Es una forma de viaje que asocia el viaje mismo a la gastronomia para dar gusto a las vacaciones.
Hoy en día todo el mundo, pequeños y grandes, tiene la oportunidad de viajar hacia sus destinos preferidos y al mismo tiempo aprovechar de una verdadera arte de la gastronomia.

Con los barcos de las compañias de cruceros famosos en el mundo, podemos apreciar varias cosas navegando hacia nuestro destino de escala.
A parte de una cena romántica en el restaurante de lujo del barco, podemos también asistir a los espectáculos gastronómicos hecho por los jefes de prestigios y sus equipajes para satisfacer a todos.
Estos espectáculos se basan sobre todo en el arte sobre la mesa así que las diversas decoraciones de las comidas servidos a bordo de los barcos y eso sin olvidar de sorpender nuestras papilas gustativas con los sabores de buenas comidas.

cruceros

Entre estas compañias de barco, se destacan por ejemplo el Pullmantur, MSC cruceros con sus barcos MSC Splendida o también la compañia Costa cruceros con sus barcos de prestigios Allure of the seas y Grandeur of the Seas. Nos llevan hacia destinos paradisiácos con los cruceros hacia el Caribe así que en  diversas rutas gastronómicas tales como el Mediterráneo, lugares de Asia, América y otros más.

Pues bien,  podemos decir que el crucero gastronómico es una verdadera aventura a vivir tanto para apreciar destinos de maravillas como hacer nuevas descubiertas de sabores y culturas gastronómicas de otros lugares.

Humor de restaurante

Os dejo este pequeño video muy relacionado con los temas de este blog, los restaurantes y la cocina moderna. Verdades como puños…

 

Toma pan y moja (II): chapatas

En esta segunda entrega de Toma pan y moja voy a contaros como hacer unas buenas chapatas en casa. La chapata es un pan excelente para bocadillo que se caracteriza por tener una miga con muchos espacios (alveolatura que se dice en el mundillo) y una buena corteza crujiente. Ademas, se suele presentar en forma de barra alargada y baja.Las buenas chapatas necesitan sobre todo dos ingredientes: tiempo y agua. El tiempo amasará por nosotros, pues esta es una receta en la que no vamos a tener que amasar ni un segundo. Y el agua abundante nos dará la miga y la corteza que estamos buscando. Entonces vamos allá:

toma pan y moja

– Día 1 a la tarde-noche: disolvemos 10 g de levadura fresca y 10 g se sal en 400-425 g de agua lo más fría que podamos. Yo suelo tenerla en una jarra con hielo previamente. Esto impedirá que la fermentación arranque, luego ya os cuento para qué. Disuelta la levadura, añadimos 500 g de harina de trigo. Yo la compro en panadería Dámaso de Bouzas y antiguamente en la panaderia de la Correxedora en Seixo-Marín. Pero vale la del super, la del Mercadona dicen que va muy bien. Mezclamos bien en un bol. La sensación será la de «menuda acabo de liar aquí» porque parecerá que la masa está muy líquida. ¡Eso es lo que buscamos! Ahora simplemente, antes de meterla en la nevera, le damos un par de pliegues a la masa. La cogemos por un extremo, estiramos, y la doblamos hacia el centro como si estuviésemos pasando la hoja de un libro. Así 2 o 3 veces, y a la nevera tapada con un film. En total, habremos empleado 10 minutos y manchado sólo un bol. Y sin amasar.

– Noche: de noche la nevera hará el trabajo por nosotros. Como antes impedimos el arranque rápido de la fermentación con agua con hielo y ahora en la nevera la masa está fría, el proceso dominante no va a ser la fermentación durante esta noche. Lo que va a pasar es que los azúcares de la harina se van a transformar en otros azúcares más pequeños y más dulces, que le van a ar una dulzura a nuestra chapata que la hará inconfundible.

– Día 2: después de 12 h en la nevera, ya se puede continuar, pero si se quedase 24 h no pasaba nada. Sacamos la masa. Sobre la encimera o sobre una bandeja de horno o fuente grande, echamos un buen chorro de aceite para que no se nos pegue todo. Lo extendemos y volcamos la masa con cuidado. Estará bastante esponjosa ya. Durante las siguientes 2 h vamos a dejarla allí tranquila, simplemente haciéndole un par de pliegues cada 30-40 min. Esos pliegues crearán la corteza que buscamos. Tras este tiempo la masa estará ya muy frágil pero con cierta consistencia. Paso final: enharinamos (harina abundante) la encimera y pasamos allí la masa. Para pasarla, simplemente le damos la vuelta a la bandeja y dejamos que caiga. Si la cogiésemos con la mano, la presión le quitaría todo el gas y perderíamos miga. Ahora cortamos la masa longitudinalmente o como queramos para hacer dos chapatas grandes o 3 pequeñas. Al gusto. Con cuidado, ponemos las chapatas sobre papel de horno, y para dentro. El horno debe estar a 230-250º y necesitamos humedad, así que no es mala idea tener un recipiente caliente en la base al cual echaremos agua en el momento de meter la chapata. Esto creará un golpe de vapor que hará una corteza aún más crujiente. Tras 15 min a 230ºC, bajamos a 200 ºC y la dejamos cociendo hasta que veamos que esté, unos 20-30 minutos más.

Ahora lo mejor es ir buscando un buen jamón para hacer un bocadillo. Otra sugerencia. Deja una chapata para el día siguiente y haz tostadas, verás lo dulce que está.

 

De la cabria a la mesa: congrio seco.

Muxía, en la Costa da Morte gallega, es una localidad conocida para la mayoría por sus costas, el santuario de la Virxe da Barca, sus mariscos y pescados y, por desgracia, por el chapapote del Prestige. Pero también lo es por el congrio seco, y si no que se lo pregunten a los de Calatayud, donde este pescado seco y curado al sol es hoy en día una delicatessen.

La relación que tiene el congrio seco de Muxía con algunas zonas de Aragón y el interior de la península viene ya de muy atrás. Se sabe que ya desde el siglo XV, comerciantes de Calatayud recorrían la costa vendiendo las cuerdas y cabos para los barcos que fabricaban, y que de regreso a casa llevaban productos de los que carecían. La solución para poder llevar pescado en buenas condiciones a sus casas la encontraron precisamente en Muxía, donde los propios marineros se encargaban de secarles los congrios al viento y al sol para que aguantaran el viaje de regreso. Tal fue el éxito de este producto en tierras de Aragón, que los secaderos crecieron y crecieron de manera continua para abastecer una demanda en ascenso de este producto. El fin a este próspero negocio lo puso el desarrollo de los transportes.

En la actualidad, sobreviven apenas dos artesanos del congrio, que siguen preparando de manara tradicional un producto que pasó de ser comida de pobres a artículo de lujo en las mejores cocinas.

El proceso de elaboración del congrio seco es laborioso. Tras ser eviscerado y lavado varias veces, se abre a lo largo y se le dan los característicos cortes en forma de red. Estos facilitan el secado de la carne. Tras ser ensartados en una caña, son tendidos al sol durante varios días, y expuestos al viento del mar en una especie de armazones de madera llamados “cabrias”. Este secado precisa de una constante vigilancia para evitar que se mojen con la lluvia o los coja la humedad de la noche. Una vez bien secos, se enfardan y ya están listos para enviar a los mercados.

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Hay varias maneras de preparar el congrio seco, pero quizás las más populares sean aquellas en las que se prepara con garbanzos a modo de potaje, o en guiso con patatas, repollo u otras verduras. Todas son recetas muy tradicionales, y sencillas, ya que este pescado era antiguamente consumido en el periodo de cuaresma

Es curioso que en Muxía no se consuma el congrio seco, o al menos de manera habitual que yo sepa. Ni siquiera aparece en las cartas de los restaurantes. Curioso, pero ya se sabe que en casa del herrero….