TurÍsmo gastronómico, Restaurante, platos tipicos

Postres típicos de Italia

Italia es un país con una gastronomía muy rica y variada, cuyas combinaciones de sabores son apreciadas en todo el mundo. No en vano es una de las cocinas más conocidas a nivel internacional. Vayas donde vayas, siempre encontrarás algún restaurante italiano en el que satisfacer tu curiosidad por sus platos con aroma a queso o albahaca, pero ningún lugar es mejor que la misma Italia…

Todo buen turista en Italia, además de comer en una trattoria y tomar alguna porción de pizza a taglio, debería también probar alguno de los postres típicos del país, que no son pocos.
El más popular de todos ellos, al menos fuera de sus fronteras, es el tiramisú. Existen numerosas recetas de este postre frío de origen moderno, pero normalmente siempre se elabora con bizcochos, huevos, queso fresco tipo Mascarpone, café y cacao. Algunos también le añaden licor.

La panna cotta, cuyo nombre significa en italiano “nata cocida” es otro postre italiano muy conocido. Es un dulce típico de la región del Piamonte que puede recordar al flan, pero su textura es en realidad más parecida a la de la gelatina y sabe mucho más a leche. Existen muchas variantes y a menudo se acompaña con mermelada de arándanos o frutos rojos.

El salame de cioccolato o salami de chocolate es otro postre muy popular en toda Italia, sobre todo entre los niños, que suelen tomarlo en la merienda o en la sobremesa de reuniones familiares. Aunque los mayores tampoco suelen despreciarlo…

Tampoco nos podemos olvidar de los helados. En Italia los helados artesanales son una especialidad y se consumen durante todo el año. Por eso en la mayoría de heladerías tienen una variedad increíble de sabores, con diferentes aromas y colores que tientan a cualquiera.

Por Navidad es muy típico el turrón, ligeramente diferente del que se elabora en España y el panettone o pan dulce. Originario de Milán, el panettone es un bollo tipo brioche con pasas y frutas confitadas que a día de hoy se consume a nivel internacional.

Son muchos más los postres típicos de Italia, pero estos son los más conocidos. ¿Cuál es vuestro favorito?

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Comida en la India… No he pasado mas hambre en mi vida.

Hoy no pretendo hablar de la grandeza de una gastronomía, ni de una receta espectacular o un descubrimiento culinario excepcional. Todo lo contrario, y que conste de antemano que lo que voy a reflejar es una opinión personal basada en mis gustos. Siempre me he tenido por ser una persona muy abierta a probar cosas nuevas, sobre todo no me considero ni exquisito ni sibarita, ni de gustos reducidos a ciertos tipos de alimentos o modo de prepararlos, hasta que viaje a la India.

Estuve dos semanas en una ciudad llamada Bangalore, en el estado de Karnataka al sur de La India por motivos laborales. Para mi era mi primer viaje largo, fuera de Europa quiero decir, y era una experiencia que preveía muy interesante, esperaba una cultura completamente diferente a lo que conocía hasta ese momento. Me atraía la lejanía, el exotismo y la rareza. Después de preparar el viaje, en ámbito laborar lo primero, empecé a documentarme de todo aquello que podría hacer allí al salir de la oficina, que ver, que comprar, que visitar, que evitar, pero sobre todo… Que comer!!

Conocía todos los clichés de su gastronomía, el picante, mayoría de platos vegetarianos, cocina sumamente especiada, etc… Una de las primeras directrices que me dieron fue que no se me ocurriera comer nada de puestos callejeros, ni fruta, ni platos cocinados… y que razón, sólo con ver estos puestos se te quita el hambre y solo piensas en las secuelas físicas que te pueden quedar. Higiene que brilla por su ausencia, presentación de guisos basados en arroz con tropezones informes de otros ingredientes, envolviendo todo olores raramente reconocibles por nosotros los españoles de a pie, sabores picantes basados en pimienta en prácticamente todo lo que puedas ingerir….

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En el hotel que me alojé (un gran lujo en el centro de la ciudad) la comida que se ofrecía era mediterránea, al menos eso rezaba en la entrada del comedor. Solo puedo decir que hasta el pan era picante…

En la zona de karnataka, la gastronomía tradicional se denomina Udupi, se basa sobre todo en vegetales, frutas y cereales. La base de su dieta es el arroz, el cual si encontrabas un lugar en el que el exceso de especia te permitía degustarlo agusto podías tener un momento de disfrute. No quiero dejar de mencionar el único día que pude disfrutar de una cena que me resultó deliciosa, el lugar fue el restaurante Ebony, un local muy acogedor situado en la planta 13 del BartonSquare, en pleno corazón de Bangalore, en plena MG road. El local, decorado muy al gusto indio tiene una magnífica terraza abierta desde la que se ve toda la ciudad, muy recomendable para almuerzos y para cenas, ya que se puede disfrutar de un atardecer espectacular. El plato principal era un arroz con cordero, especiado pero no picante, encargado a propósito por nuestro  anfitrión conocedor de nuestro hastío de picante. Según nos comentó tardaba unas cinco horas en hacerse ya que el cordero apenas se veía, se cocían todos los ingredientes juntos a fuego muy lento excepto el arroz, que se incorporaba al final… poco mas pueddo decir del guiso, ni nombre si quiera porque resultaba impronunciable. Venía acompañado por varias salsas, evidentemente me limité a probar la única “no spicy”, que era una crema tipo yogur.

Cuando algún conocido o amigo me dice que va a viajar a La India, le hago siempre la misma recomendación, “lleva Almax, Relec para los mosquitos y barritas energéticas”

Para bares, Bouzas

Bouzas en mi opinión es una de las mejores zonas de Vigo para vivir: buen ambiente, tienes de todo, la playa a un paso, y sobre todo muchos bares. Cada vez hay más, y buscando un poco podemos encontrar desde lo mejor hasta lo peor. Hoy quiero recomendaros dos. El primero es un clásico, el Cholo. Es de los de toda la vida, a donde puedes ir a tomar una cerveza o un vino a media tarde o directamente a cenar. Las mesas y las sillas son de madera como las de antes. El calor lo pone una chimenea que está en el centro de la taberna. Aquí recomiendo el lacón con grelos, y el queso curado. También es destacable la tortilla, pero si te interesa, acuérdate de avisar antes de ir que la vas a pedir, si no te puedes quedar con las ganas. En días fríos como los de este invierno, es una buena opción para pasarte y tomar un vaso de vino y una taza de caldo. El caldo hace de tapa, lo pone la casa como acompañamiento, ¡mucho mejor que unos cacahuetes desde luego!

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En la zona vieja está la Bodega del Águila. Este es un buen lugar para tomar una cerveza o un vino de su bodega. Está en el bajo de una casa de piedra, e incluso conserva la chimenea en un rincón que encienden en invierno para crear ambiente. La atención es muy cuidada, y los precios muy razonables. Se puede tomar un Mauro o un Beronia prácticamente a precio de supermercado. Suelo ir a última hora de la tarde o al aperitivo, y pedirme un vino diferente de cada vez (suelen trabajan formato Magnum), y lo acompaño por su variedad de tapas. Por ejemplo, las tostas de todo tipo (recomiendo la de anchoas) y las tortillas recién hechas (la de bacalao es mi preferida) son una buena opción. También salen muy bien los chipirones, que prefiero al pulpo. Si vas con prisa, tómate una caña y verás que la tapa es generosa y casera.

Estos son solo dos de mis bares preferidos de Bouzas, en próximos artículos os cuento otras opciones más de trote, que hay unas cuantas.

Crucero gastronómico, una aventura a no faltar

La gastronomia es sin duda uno de los intereses turísticos que empujan a muchos a viajar. Siempre es una felicidad apreciar comidas muy ricos y probar nuevos sabores en un destino de viaje ya seamos amante del buen comer o iniciante a los que llamamos « viajes en rutas gastronómicas ».

Hace ya un período, el mundo del crucero ha eleborado por su parte el crucero gastronómico hacia varios destinos del mundo. Es una forma de viaje que asocia el viaje mismo a la gastronomia para dar gusto a las vacaciones.
Hoy en día todo el mundo, pequeños y grandes, tiene la oportunidad de viajar hacia sus destinos preferidos y al mismo tiempo aprovechar de una verdadera arte de la gastronomia.

Con los barcos de las compañias de cruceros famosos en el mundo, podemos apreciar varias cosas navegando hacia nuestro destino de escala.
A parte de una cena romántica en el restaurante de lujo del barco, podemos también asistir a los espectáculos gastronómicos hecho por los jefes de prestigios y sus equipajes para satisfacer a todos.
Estos espectáculos se basan sobre todo en el arte sobre la mesa así que las diversas decoraciones de las comidas servidos a bordo de los barcos y eso sin olvidar de sorpender nuestras papilas gustativas con los sabores de buenas comidas.

cruceros

Entre estas compañias de barco, se destacan por ejemplo el Pullmantur, MSC cruceros con sus barcos MSC Splendida o también la compañia Costa cruceros con sus barcos de prestigios Allure of the seas y Grandeur of the Seas. Nos llevan hacia destinos paradisiácos con los cruceros hacia el Caribe así que en  diversas rutas gastronómicas tales como el Mediterráneo, lugares de Asia, América y otros más.

Pues bien,  podemos decir que el crucero gastronómico es una verdadera aventura a vivir tanto para apreciar destinos de maravillas como hacer nuevas descubiertas de sabores y culturas gastronómicas de otros lugares.

Humor de restaurante

Os dejo este pequeño video muy relacionado con los temas de este blog, los restaurantes y la cocina moderna. Verdades como puños…

 

Toma pan y moja (II): chapatas

En esta segunda entrega de Toma pan y moja voy a contaros como hacer unas buenas chapatas en casa. La chapata es un pan excelente para bocadillo que se caracteriza por tener una miga con muchos espacios (alveolatura que se dice en el mundillo) y una buena corteza crujiente. Ademas, se suele presentar en forma de barra alargada y baja.Las buenas chapatas necesitan sobre todo dos ingredientes: tiempo y agua. El tiempo amasará por nosotros, pues esta es una receta en la que no vamos a tener que amasar ni un segundo. Y el agua abundante nos dará la miga y la corteza que estamos buscando. Entonces vamos allá:

toma pan y moja

– Día 1 a la tarde-noche: disolvemos 10 g de levadura fresca y 10 g se sal en 400-425 g de agua lo más fría que podamos. Yo suelo tenerla en una jarra con hielo previamente. Esto impedirá que la fermentación arranque, luego ya os cuento para qué. Disuelta la levadura, añadimos 500 g de harina de trigo. Yo la compro en panadería Dámaso de Bouzas y antiguamente en la panaderia de la Correxedora en Seixo-Marín. Pero vale la del super, la del Mercadona dicen que va muy bien. Mezclamos bien en un bol. La sensación será la de «menuda acabo de liar aquí» porque parecerá que la masa está muy líquida. ¡Eso es lo que buscamos! Ahora simplemente, antes de meterla en la nevera, le damos un par de pliegues a la masa. La cogemos por un extremo, estiramos, y la doblamos hacia el centro como si estuviésemos pasando la hoja de un libro. Así 2 o 3 veces, y a la nevera tapada con un film. En total, habremos empleado 10 minutos y manchado sólo un bol. Y sin amasar.

– Noche: de noche la nevera hará el trabajo por nosotros. Como antes impedimos el arranque rápido de la fermentación con agua con hielo y ahora en la nevera la masa está fría, el proceso dominante no va a ser la fermentación durante esta noche. Lo que va a pasar es que los azúcares de la harina se van a transformar en otros azúcares más pequeños y más dulces, que le van a ar una dulzura a nuestra chapata que la hará inconfundible.

– Día 2: después de 12 h en la nevera, ya se puede continuar, pero si se quedase 24 h no pasaba nada. Sacamos la masa. Sobre la encimera o sobre una bandeja de horno o fuente grande, echamos un buen chorro de aceite para que no se nos pegue todo. Lo extendemos y volcamos la masa con cuidado. Estará bastante esponjosa ya. Durante las siguientes 2 h vamos a dejarla allí tranquila, simplemente haciéndole un par de pliegues cada 30-40 min. Esos pliegues crearán la corteza que buscamos. Tras este tiempo la masa estará ya muy frágil pero con cierta consistencia. Paso final: enharinamos (harina abundante) la encimera y pasamos allí la masa. Para pasarla, simplemente le damos la vuelta a la bandeja y dejamos que caiga. Si la cogiésemos con la mano, la presión le quitaría todo el gas y perderíamos miga. Ahora cortamos la masa longitudinalmente o como queramos para hacer dos chapatas grandes o 3 pequeñas. Al gusto. Con cuidado, ponemos las chapatas sobre papel de horno, y para dentro. El horno debe estar a 230-250º y necesitamos humedad, así que no es mala idea tener un recipiente caliente en la base al cual echaremos agua en el momento de meter la chapata. Esto creará un golpe de vapor que hará una corteza aún más crujiente. Tras 15 min a 230ºC, bajamos a 200 ºC y la dejamos cociendo hasta que veamos que esté, unos 20-30 minutos más.

Ahora lo mejor es ir buscando un buen jamón para hacer un bocadillo. Otra sugerencia. Deja una chapata para el día siguiente y haz tostadas, verás lo dulce que está.

 

De la cabria a la mesa: congrio seco.

Muxía, en la Costa da Morte gallega, es una localidad conocida para la mayoría por sus costas, el santuario de la Virxe da Barca, sus mariscos y pescados y, por desgracia, por el chapapote del Prestige. Pero también lo es por el congrio seco, y si no que se lo pregunten a los de Calatayud, donde este pescado seco y curado al sol es hoy en día una delicatessen.

La relación que tiene el congrio seco de Muxía con algunas zonas de Aragón y el interior de la península viene ya de muy atrás. Se sabe que ya desde el siglo XV, comerciantes de Calatayud recorrían la costa vendiendo las cuerdas y cabos para los barcos que fabricaban, y que de regreso a casa llevaban productos de los que carecían. La solución para poder llevar pescado en buenas condiciones a sus casas la encontraron precisamente en Muxía, donde los propios marineros se encargaban de secarles los congrios al viento y al sol para que aguantaran el viaje de regreso. Tal fue el éxito de este producto en tierras de Aragón, que los secaderos crecieron y crecieron de manera continua para abastecer una demanda en ascenso de este producto. El fin a este próspero negocio lo puso el desarrollo de los transportes.

En la actualidad, sobreviven apenas dos artesanos del congrio, que siguen preparando de manara tradicional un producto que pasó de ser comida de pobres a artículo de lujo en las mejores cocinas.

El proceso de elaboración del congrio seco es laborioso. Tras ser eviscerado y lavado varias veces, se abre a lo largo y se le dan los característicos cortes en forma de red. Estos facilitan el secado de la carne. Tras ser ensartados en una caña, son tendidos al sol durante varios días, y expuestos al viento del mar en una especie de armazones de madera llamados “cabrias”. Este secado precisa de una constante vigilancia para evitar que se mojen con la lluvia o los coja la humedad de la noche. Una vez bien secos, se enfardan y ya están listos para enviar a los mercados.

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Hay varias maneras de preparar el congrio seco, pero quizás las más populares sean aquellas en las que se prepara con garbanzos a modo de potaje, o en guiso con patatas, repollo u otras verduras. Todas son recetas muy tradicionales, y sencillas, ya que este pescado era antiguamente consumido en el periodo de cuaresma

Es curioso que en Muxía no se consuma el congrio seco, o al menos de manera habitual que yo sepa. Ni siquiera aparece en las cartas de los restaurantes. Curioso, pero ya se sabe que en casa del herrero….

Hamburguesas gourmet en Barcelona

Gracias a las grandes cadenas de comida rápida, donde las hamburguesas son bañadas en litros de ketchup y elaboradas de cualquier forma, las hamburguesas se han visto condenadas durante muchos años a ser consideradas “comida basura”. Si embargo, en los últimos tiempos hemos asistido a una completa renovación del sistema que rodea al clásico bocata de carne picada.

Son muchos los restaurantes que están reivindicando este plato, preparando hamburguesas con carnes de alta calidad, salsas caseras y mucho mimo. Otra de las claves del éxito de las hamburguesas gourmet está en sus recetas innovadoras, que mezclan esta comida típicamente americana con productos exóticos o locales.

Si vives en la ciudad condal o vas a viajar a Barcelona dentro de poco, te interesará saber cuáles son las hamburgueserías gourmet más populares. Te ayudamos…

Bacoa (C/ Colomines, 2) – Es uno de los restaurantes de hamburguesas gourmet más conocidos de la ciudad. Está justo detrás del mercado de Santa Caterina y ofrece hamburguesas jugosas elaboradas con carne orgánica y salsas caseras. Es un sitio pequeño, pero imprescindible.

Kiosko (Marquès de l’Argentera, 1) – Otro clásico de las hamburguesas gourmet. Hechas a la barbacoa y con ingredientes frescos, aquí tienen una interesante carta. También se puede escoger entre diversos tipos de panecillos.

La Burg (Pg. Sant Joan Bosco, 55) – Aunque queda un poco alejada del centro, sus hamburguesas de carne de buey bien merecen una visita. Tienen una gran variedad de hamburguesas, incluida una vegetal elaborada con seitán.

Big J’s Burguer (C/del Carme, 74) – Auténticas hamburguesas americanas, elaboradas de forma casera. Otro de sus puntos fuertes es la decoración del local que parece trasladarnos en el tiempo: sofás rojos, fotos de pin-ups, antiguas jukebox…

Y hasta aquí nuestra selección de hamburgueserías en Barcelona. No están todas las que son, pero si son todas las que están. ¿Habéis probado alguna de ellas? ¿Cuál es vuestra preferida?

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Una de tilapias

Hace no mucho en un reciente viaje me encontraba a las orillas del Lago Victoria, en la frontera entre Kenia y Uganda. En este lugar la pesca de tilapia y perca del Nilo es sorprendentemente importante, y gente de los alrededores acude a comer pescado, quien se lo puede permitir claro. En las calles hay muchos puestos de fritura de tilapia, unos puestos con tres elementos característicos: un wok lleno de aceite hirviendo, muchas tilapias (algunas secas y otras ya fritas) con bastantes moscas y todo cubierto además por una capa de polvillo de la tierra de alrededor.

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Como soy comedor y me gusta probar de todo, pensé que era el momento de probar este pescado en su receta original, pues a pesar de la fama que tienen últimamente pescados como la tilapia, y sobre todo la panga, en España, nunca la había probado. Ayudó el hecho de que la única proteína que había comido en los 6 días anteriores era una lata de bonito pescamar en medio del pan a compartir con mi acompañante. O sea que ese día tiramos el presupuesto por la ventana y pagamos el euro y medio que nos pidieron por la tilapia y unas patatas fritas. “Jambo, tilapia for me, please” le comentamos a la señora. A pesar de estar en tierra de buenas patatas, aquellas no eran gran cosa así que me centré en la tilapia, que era de ración.  Al final, no era para tanto («hakuna matata» que dirían allí), sabía a frito, muy dulce, pero de carne blanca muy limpia. Eso sí, entre el secado del sol y la fritura, la piel era como cuero, y en general es un pescado de bastantes espinas. Una cosa entre trucha y maragota. De postre, una piña bien fresquita. Al día siguiente proseguimos el viaje y no volvimos a probar el pescado hasta llegar a casa, pero me habría gustado probar otras especialidades locales como la perca del Nilo.

Champiñones Martini.

Ayer estaba haciendo la compra semanal en el mercado del barrio, me encanta el ambiente de las galerías comerciales de toda la vida, sus pasillos, sus puestos, el ambiente de “colegueo” y proximidad que dan cada uno de los propietarios con sus clientes, etc. Y en el puesto de frutería donde suelo comprar vi que estaban colocando champiñones… dije, bueno me llevo algunos y vemos como los preparo.

Mi intención era dejarlos hechos temprano por la mañana para que sirviesen de guarnición con unos entrecot pero no sabía muy bien como hacerlos. No quise complicarme, y dije para mi mismo que con un poco de ajo y con algo de jamón, un preparado tradicional para ir sobre seguro.

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Me puse a colocar en la encimera lo que iba a necesitar. Un par de dientes de ajo picados muy fino, un ramillete de perejil, el aceite de oliva, los champiñones limpios cortados en láminas y … ¡horror no tengo vino blanco!… ¡horror  no tengo jamón!.

Solución, buscar entre lo que tengo en casa para evitar salir otra vez,  vamos a ver que sale de esto… En lugar de vino utilicé bermú rojo y en lugar de jamón unos taquitos de cabecera de lomo ibérica. En una sartén con aceite caliente, eché los champiñones ya laminados para que se hicieran (mengua mucho por lo que no asustarse si abulta demasiado en la sartén), y a medida que se iban cocinando los echaba un poco de sal. Unos cinco minutos después eché el ajo y el perejil picado muy pequeño, y como a mi no me gusta que el jamón quede muy cocinado, siempre lo pongo al final, por tanto hice lo mismo en este caso con la cabecera, que cortada en daditos la dejé hacerse lo justo junto a los champiñones…. Cuando ví que ya estaban mas o menos cocinados, regué la sartén con un chorretón de Martini Rojo y dejé que se evaporase el alcohol moviendo de vez en cuando para que se mezclase todo. Lo dejé ya reposar y no muy convencido del resultado lo probé y… Estaba bastante bueno!

El sabor dulzarrón del Martini le iba de perlas, al menos para mi paladar. Y como guarnición para la carne me pareció un compañero muy bueno. La próxima vez, creo que haré el plato añadiendo algo de nata de cocinar y sustituyendo el aceite por mantequilla… ya os contaré si sale algo comestible.