Cuál es el vino que mejor marida con el pescado

Disfrutar de unas buenas viandas en la mesa es uno de los placeres más exquisitos y selectos que podemos encontrarnos a lo largo de nuestra vida. Pero si esos alimentos los sabemos acompañar con un buen vino, entonces tendremos la perfección completa. Un lujo para el paladar que conseguirá hacernos sentir emociones gustativas que van mucho más allá del mero hecho de alimentarse.

Uno de los alimentos más apreciados en nuestros fogones son los pescados. Y no es de extrañar, nuestras costas ofrecen ricos manjares marinos que, gracias a la excelencia gastronómica, buenos cocineros y manos artesanas, lo han convertido en los grandes tesoros de los mejores restaurantes. ¿Quién puede resistirse a unas deliciosas tapas de pescaditos o a un buen pescado a la brasa? Pero ¿sabes cuál es el vino que mejor marida con el pescado?

El secreto para disfrutar de un buen pescado

El pescado es uno de los alimentos imprescindibles de la dieta mediterránea. Precisamente, gracias a sus infinitas maneras de ser preparado, y a su gran variedad en sabores, es capaz de enamorar a cualquier paladar, por exigente que sea.

Pero su mayor tesoro lo esconde en los importantes valores nutricionales que ofrece. Aunque podríamos separarlos entre azules y blancos, grasos o magros, lo fundamental es que son una fuente inagotable de nutrientes, vitaminas y minerales. Son ricos en proteínas y grasas beneficiosas como el Omega 3 y, además, van perfectos para cualquier tipo de dieta, incluso las más exigentes con las calorías.

Las formas de cocinar un pescado son infinitas. Podemos hacerlo a la plancha, hervido, rebozado, al vapor o al horno. Cada uno tiene su forma de ser cocinado, aunque la mayoría se prestan para ser redescubiertos en la cocina más rompedora, creando nuevos estilos para disfrutar de un todo un clásico de la alimentación.

Pero ¿cómo disfrutarlo en toda su plenitud? Con un buen vino. Pero ¿qué vino elegimos?

El maridaje perfecto para el pescado

Conocemos como maridaje a esa unión perfecta que se crea entre un alimento y un buen vino. Y es que son muchos los que desconocen que, si no hacen buena pareja, puede cambiar totalmente la percepción, y el disfrute, del menú.

El secreto está en las papilas gustativas, aunque también es cierto que cada ser humano tiene las suyas y, por lo tanto, percibe las sensaciones de una manera distinta. Sin embargo, en el caso del maridaje de los vinos, existe una opinión generalizada, de ahí que, dependiendo del vino elegido, el sabor del alimento que lo acompaña quedé transformado, oculto o desaparecido.

Los vinos blancos, los mejores acompañantes, pero no los únicos

Como norma general, es el vino blanco el que ofrece mejor compañía a cualquier alimento que provenga del mar, ya sean pescados, mariscos o crustáceos. Sin embargo, es importante hacer una división entre ellos, ya que ni todo alimento marino es igual, ni todos los vinos blancos tampoco.

En estas distinciones es donde se encuentra el auténtico éxito para conseguir que ambos por separado, y juntos, creen toda una explosión de emociones en las papilas gustativas, consiguiendo disfrutar de una experiencia gastronómica inigualable.

Pescado graso

Son los que conocemos como azules y entre ellos encontramos al salmón, la caballa, la sardina, el atún o el pez espada. Tienen una textura más grasa, algunos de ellos alcanzan hasta un 10%. Precisamente por quedar especialmente sabrosos, se suelen preparar a la plancha o a la parrilla.

Para este tipo de pescado se suelen seleccionar vinos secos, sabrosos y con mucho cuerpo como chardonnay o sauvignon blanc. También pueden casar bien con tintos fuertes como merlot o garnacha.

Pescado semigraso

En ellos encontramos un porcentaje de grasa mucho más inferior que en los anteriores. Dependiendo de la especie está entre el 2,5 y 6 %. En ellos encontramos al rape, la merluza, el mero, la trucha, el bacalao y la lubina. Se encuentran a mitad de camino entre los azules y los blancos, de ahí que algunos sean considerados azules, bajos en grasa o blancos altos en ella. Suelen ser ideales para ser cocinados en guisos o acompañados de salsas.

Para maridar se recomienda un vino más frutal y aromático. Los ideales: pinot noirsauvignon blanc y garnacha. Aunque tampoco se podría descartar un tinto joven.

Pescado magro

Es el pescado blanco por excelencia y, por lo tanto, el que menos contenido en grasa encontramos. Son los más suaves y, quizá por ello, los más populares. Además, son muy fáciles de digerir. Entre la variedad: percas, lenguados, rodaballos, lubinas y rape.

El mejor vino que puede acompañarlos debe tener dos características imprescindibles: ser sutil y delicado, pero con un toque de acidez que acentúe la suavidad de este tipo de pescados. Vendrán estupendos un chardonnay, y también un pinot grigio.

 

Ya has visto como el pescado y el vino logran hacer una pareja perfecta, especialmente si sabes elegir los adecuados. No te pierdas esta experiencia única para tu paladar y déjate llevar por una emoción única.