Comprar vino para una cena ¿tinto o blanco?

Tengo que reconocer que me paso un poco en mis alternativas cuando voy a regalar algo.  El 90% de las veces que hago un regalo a alguien conocido o desconocido es vino, o una botella o lotes y cajas de vinos para regalo.  Descarto niños recién nacidos y en ocasiones a menores de 18 años. Y digo en ocasiones por que a mis hijos les regalé una botella de oporto cuando cumplieron 16 años, con el objetivo que las guardarán para cuando nacieran sus hijos.

Lo que siempre tengo claro es que si un día tengo o me invitan a una cena especial, lo primero que hago es comprar vino para la ocasión. Sólo el hecho de acercarme a una vinoteca o un super para ver nuevos o conocidos vinos ya me hace el día mas alegre. Si es para una cena en mi casa, me lo pienso muy poco, pero si es para llevar de regalo a una cena en la que me invitan, ya lo estudio un poco más, que si tinto, blanco, espumoso. Tengo que decir en mi defensa que nunca quede mal. Soy un CRACK  comprando vino y un autentico maquina regalándolo.

Pero yo soy un caso aparte, aun recuerdo un verano en Portugal, concretamente en Provescende, en una Casa Rural que se llama Mesao Provescende, regentada por Ronal y su mujer, unos auténticos apasionados del vino. A uno de mis hijos se le callo una zapatilla en el balcón de otro inquilino. No me atreví a llamar a la puerta y molestar a una pareja que estaba de vacaciones,  por una simple zapatilla de un niño. Pero, como siempre viajo con botellas de vino en la maleta, (ja, ja, ja, no es broma). Cogí una de ribera del Duero y llamé a su puerta con este estupendo escudo protector. Llame, pedí la zapatilla y les obsequié con un ribera del Duero español. Eran dos señores de cierta edad que estaban visitando el Douro Portugués y adoraban el vino. Evidentemente esta botella consiguió una amistad con desconocidos, que teníamos algo en común que no olvidaremos en todas nuestras vidas.

 

Red wine on wooden table

Al grano que tengo que hablar de regalar vino.

Después de la introducción que refleja un poco el contenido de este artículo, para mi está claro que regalar vino es adecuado hasta para las personas que no lo beben. Nunca se me ocurriría regalar unas botellas de vino a una persona que se que no le gusta. Pero no tengo ningún reparo en regalar vino a alguien que no conozco. No se si lo va a beber o no. Seguro que si no lo hace el, lo hace un amigo, o lo disfruta en una cena o comida familiar, y aunque el no beba lo disfrutaran juntos.

Por eso creo que es el regalo perfecto que nunca te equivocarás y que da igual si son opciones de vino tinto o blanco, y si es bueno o es malo. Pero eso sí lo mejor es que sea diferente, alguna denominación desconocida, (tenemos muchas en nuestro país) alguna botella atractiva, (cada vez son mas las bodegas que parece que trabajan más el exterior que el interior, pero me apunto a la idea, es el emplatado del vino) alguna botella que pueda traer algún recuerdo a quien la regalas.

Mis alternativas de regalo como os veis son pocas son vino casi al 100% pero cada una de las botellas las regalo con el corazón. Me cuesta decidir y le doy vueltas hasta conseguir que ese regalo sea especial.

Quizá me guste regalar vino por que para mi es el mejor regalo que me pueden hacer.

 

Me acabo de poner sensible y esto merece otra historia de vino.

Una vez un amigo me pidió que le comprara dos botellas de vino para regalar regalar a alguien especial.  Le pregunte que vino quería y su respuesta fue, como si fueran para ti.

Me acerque a la vinoteca donde suelo comprar vino, pensando en comprar dos botellas de Mauro (como sabéis uno de mis vinos preferido) y en ese momento no tenían.  Compre dos botellas de Emilio Moro.  Al llegar mi amigo a casa le di el vino, le cobré el importe y me dijo que abriese la primera, que tenia que contarme algo. Sorprendido abrí la botella y me anunció que, en 7 meses sería padre. Una noticia para celebrar con un buen vino, creo que nos bebimos las dos. Lo mas curioso es que al nacer el niño, sin el saber que mi idea era un Mauro no un Emilio. Lo bautizó como Mauro, sorprendente, increíble, el vino es así, te da sorpresas y alegrías.

Bebe con moderación, a mi me gusta mucho beber pero no me gusta beber mucho, este es el secreto del vino.